Es el sonido de su mundo derrumbándose.
Es el nuestro resurgiendo.
El día que fue el día, era noche.
Y noche será el día que será el día".
Ayer, en una dramática y absolutamente silenciosa reaparición, marchó de nuevo el pueblo Zapatista, una marcha silenciosa de mas de 40 mil seres humanos, mujeres hombres, en absoluta disciplina tomaron pacificamente y al mismo tiempo, cinco ciudades del Sur este mexicano. San Cristóbal de Las Casas, Las Margaritas, Ocosingo, Palenque y Altamirano, ni dijeron nada, no hubo discursos y al mismo tiempo lo expresaron todo.
Frente a las presidencias municipales colocaron una tarima sobre la que marcharon todos con el puño en alto. Regresaron esta misma tarde a los caracoles a los que pertenecen. Y después dieron a conocer su palabra: "Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el nuestro resurgiendo..."
En este fin de mundo que comienza, en este siglo XXI que se despereza, no hay duda, el símbolo mas luminoso de la utopía, del gran sueño humano de justicia y libertad, se encuentra en ese silencio atronador del pueblo Zapatista.
En ellos no solo habita le certidumbre en la victoria de los pueblos sino el coraje de reinventar las luchas populares, la valentía y la honradez de reinventar la lucha política, de crear "otra política", de atreverse a la tremenda e insólita tarea de construir el poder del pueblo, desde abajo.
Es el sonido de un mundo derrumbándose y la noche será día.
La vida existe...
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